Antes de comenzar habría que definir qué se entiende por actividad extraescolar, según el Consejo Escolar de Andalucía “Son las que tienen como objetivo potenciar la apertura del Centro a su entorno y procurar la formación integral del alumno en aspectos referidos a la ampliación de su horizonte cultural, la preparación para su inserción en la sociedad o el uso del tiempo libre. Se realizan fuera del horario lectivo, no forman parte del proceso de evaluación y tienen carácter voluntario para todos los alumnos y alumnas del Centro”. A esto habría que añadir que contribuyen al desarrollo mas completo de la personalidad del niño y aumentan su capacidad de aprendizaje además de, tener a los niños entretenidos realizando una actividad educativa y productiva bajo supervisión y no en casa viendo la tele, jugando a la videoconsola o vagando por las calles sin oficio ni beneficio.
Las actividades extraescolares bien organizadas son beneficiosas para el rendimiento de los niños. Les ayudan a organizar el tiempo libre, contribuyen a su formación, aportan mayor nivel educativo, mayor nivel de madurez personal y les permiten desarrollar habilidades sociales difíciles de adquirir en el aula. Sin embargo, no se les debe sobrecargar, hay que organizar el horario libre de los niños de una manera estructurada y según las necesidades y capacidades individuales de cada uno, pero también hay que darles tiempo para jugar, estar con la familia o descansar. De esta forma, se evitan las posibles situaciones de cansancio, falta de concentración o estrés que pueden padecer los niños con una jornada sobrecargada.
¿Cómo elegirlas?
Normalmente se dividen en tres tipos: deportivas, de ocio y académicas. Cada una de ellas aporta diferentes beneficios, aunque no todas son válidas para todos. En el momento de elegirlas, hay que valorar los intereses, las capacidades y las necesidades del niño, pues una elección inadecuada puede provocar rechazo, aburrimiento y hasta abandono de la actividad. Además, habría que contar con el apoyo favorable de los profesores, ellos son quienes mejor pueden orientar sobre cuales son las más adecuadas para cada niño.
- Las practicas deportivas además de favorecer el estado físico de los niños, son adecuadas para ampliar la capacidad de coordinación, la psicomotricidad, la flexibilidad y la agilidad. Además los deportes desarrollan en los niños importantes valores, como la disciplina, el compañerismo, el respeto, el espíritu de equipo, la superación y la competitividad. A esto hay que añadir que los deportes de equipo son recomendables para alumnos con problemas de socialización o timidez, ya que ayudan a desarrollar relaciones con los compañeros y aportan seguridad y que los deportes individuales son óptimos para niños hiperactivos o con exceso de agresividad, puesto que aprenden a dominar los impulsos y a descargar la energía. Fútbol, baloncesto, atletismo, deportes de raqueta, hockey o voleibol son algunas de las prácticas deportivas más frecuentes.
- Las actividades englobadas en el ámbito del ocio fomentan la imaginación, la comunicación y la destreza manual y visual. Los aspectos que más trabajan son la expresión y la capacidad creadora. En ellas los niños deben divertirse cuando las realizan y no considerarlas una obligación. Manualidades, teatro, juegos tradicionales, música o pintura son algunas de las más frecuentes.
- En cuanto a las actividades académicas, las más demandadas son los idiomas e informática, aunque a la hora de elegirlas se hace indispensable y fundamental la opinión del profesorado. Les permiten reforzar los conocimientos adquiridos en el aula o mejorarlos, si fuera necesario. Es recomendable que se les dé un carácter más lúdico y menos académico que en la escuela, para que los estudiantes no las asocien a una prolongación de la jornada escolar.
Los padres de los niños son, al igual que los profesores, fundamentales a la hora de elegir motivar e incentivar a los niños en la realización de actividades extraescolares he aquí algunos consejos para ellos.
- Motivar al niño para que realice una actividad fuera del horario escolar, pero no obligarle, ni orientarle hacia los gustos personales de los progenitores, sino a los propios del niño, según su edad y capacidades.
- No centrarse de forma exclusiva en un tipo de actividad. Es preferible combinar alguna práctica deportiva con otra de ocio o académica.
- Comprometerse. No apuntar al niño a una actividad en la que, por motivos de horario o de otro tipo, no pueda luego asistir.
- Pedir consejo al profesor. Pueden ofrecer pautas y asesoramiento sobre las actividades más beneficiosas para el alumno.
- Orientarse en el centro escolar. Muchos proporcionan un amplio abanico de actividades a sus alumnos. En general, están subvencionadas en parte, por lo que el coste es más económico, que fuera del centro.
- Es recomendable informarse en ayuntamientos, polideportivos y clubes municipales. Imparten actividades extraescolares para niños y jóvenes subvencionadas por las administraciones locales.
- Organizar el tiempo de modo que el estudiante pueda dedicar parte de él a sus tareas escolares.
J.M.R. El blogger.
Fuentes: Boletin informativo consumer.
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